jueves, 8 de marzo de 2012

Añoranza

Cuentan los abuelos,  aquellos lejanos años de la Caracas de techos rojos, las personas se comportaban con un alto sentido del honor y respeto.
La dignidad era cosa importante, las personas hacían las mismas cosas que hacen ahora, salir de compras, caminar por las calles sin el temor ni la preocupación de ser atracados o arrollados por algún loco al volante, pasear en bicicleta, subir al Ávila, reunirse en la plaza mayor a conversar tranquilos, en fin , se divertían y compartían como personas civilizadas.
La tecnología no había llegado a donde se encuentra ahora, los campos eran sembrados en su totalidad,  de eso vivía la mayoría de las personas.
Había tiempo para todo, y lo mas curioso es que  todas las cosechas alcanzaban, no había las modernísimas maquinas agrícolas, ni se  contaba con el adelanto científico de los fertilizantes, pura bosta y ceniza, “que cosechas aquellas”, las personas se sentían felices, eran felices, no tenían celular ni microondas, y mucho menos tv por cable.
Que fue lo que cambio a aquellas felices y humildes personas, humildes  de corazón, pero grandes o más grandes que los habitantes de esta atormentada ciudad, No logro entender que fue lo que paso realmente. Pareciera que desde 1945, la bomba de Hiroshima tuvo como efecto secundario, afectar el comportamiento  social y moral de toda la humanidad. Lo sufrido en Europa desde el año  1939  cuando el sanguinario Adolfo Hitler decide tomar el poder con las fuerzas armadas de su país, y realiza  la invasión de Polonia.
Esta invasión por parte de Alemania, a este territorio fue el detonante de la segunda guerra mundial, eso afecto a todos, esa experiencia vivida por todas aquellas personas de verdad afecto.
Pero retornemos a nuestro  bello país Venezuela, nos encontramos en 1935, Venezuela despierta del letargo de 27 años  de dictadura, desde esa fecha  en adelante los venezolanos empiezan a  cambiar y poco a poco se acentúan los cambios en  negativos, el pudor, el respeto por la vida, la dignidad en fin, esos valores ya no son  importantes, con solo pasar  un rato en cualquier  sitio nocturno donde se reúnan los jóvenes podrás ver, cual es la escala de valores manejada en la actualidad, los principios,  solo son recuerdos de antaño.
 Que fue lo que nos transformo en maquinas, solo somos indicadores somos estadísticas, tenemos que esforzarnos para dejar de se ser eso. En la actualidad, pereciera que existe el efecto boomerang, pues ahora que nos hemos preparado mejor, que tenemos  más profesionales universitarios, nos comportamos como salvajes, ya no existe el valor por las cosas sencillas, mucho meno el respeto.   De verdad es una locura.
 Por lo que sea,  te pegan un tiro, si tienes una discusión con alguien en una cola y te bajas a discutir o a reclamar, esto te puede costar lavida,  te matan para robarte los zapatos, ya no existe el mínimo respeto por la vida, que triste.
Se cuenta que La Iglesia no escapa de las barbaridades de esta época, he escuchado y leído en los medios, que  un representante  de La Iglesia hizo esto o aquello (por respeto no se mencionan los hechos).
En la caracas de los techos rojos no se escuchaba esto  y si ocurría no se decía, había un profundo respeto por la iglesia, ahora no, todos están contra todos, todos contra la piñata, esa piñata tiene o tenia 912.050 km2, tenemos que acabar con  ella, no importa  lo que quede para nuestros hijos, eso no importa.
Hay alternativas validas, lo que necesitamos no es un Pérez  Jiménez, no, lo que necesitamos es una transformación profunda de nuestros valores, de nuestros habitantes, de nuestra sociedad, tenemos que rescatar las escuelas y liceos, comenzar por el semillero, desde allí es donde se empieza, para  luego ver  crecer ese árbol grande y fuerte.
Hay que rescatar  al joven de todas esas malas posturas, es cuestión de padres, de formación en la  casa, el delincuente no  nace ni mucho menos el asesino, tenemos que emplear mucho tiempo a nuestros hijos, no los dejen solo, hay que estar vigilante a todos sus movimientos, se que es difícil estar en todos los sitios a la vez, se que es muy probable que tengamos que sacrificar otra parte del ser adulto , tenemos que monitorear y compartir con ellos esos ratos de encuentros, tenemos la sagrada responsabilidad de ser ejemplo para ellos.
Ellos se lo merecen y nosotros también, somos una gran nación  y nos merecemos un mejor  País

Jrsb.
“Qué la luz que ha iluminado nuestros trabajos continúe brillando en nosotros”.

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